Javier García y Enrique González —socios fundadores de Sensum— han escrito el año pasado La Burbuja Emprendedora. El lunes de esta semana, coincidiendo con el día del libro, se fallaron —en Madrid, en el emblemático Auditorio del Museo Lázaro Galdiano— los premios KnowSquare. Estos premios se han convertido en una referencia en España, al mejor libro de empresa de 2017, y La Burbuja Emprendedora estaba entre ellos.
Burbuja de expectativas irracionales
En el libro lo que decimos es que existe una burbuja de expectativas. Expectativas irracionales de lo que significa emprender. Llevamos años, sobre todo desde la explosión de la gran crisis de 2008, con la idea de que emprender, crear tu propio negocio, tu propio empleo, es la solución a todos nuestros males: al desempleo, al crecimiento económico, a la innovación… todo depende de crear nuevos negocios, por los jóvenes, por los parados, por cualquiera con una idea. Esto ha llevado a crear toda una narrativa que, consideramos, se puede volver en nuestra contra.
Una narrativa que nos dice que la idea es lo importante, que la tecnología lo es todo, que en el show de los eventos es donde se crean los negocios, que “levantar” —es decir, conseguir— dinero de inversores es el indicador clave del éxito. Pero la realidad es mucho más compleja.
De ahí que se haya creado una burbuja de expectativas irracionales. Emprender es sacrificio, es trabajo duro, implica tener cicatrices —experiencia, formación, buena red de contactos, capacidades difíciles de adquirir en una facultad o centro de estudios—, es una actividad de alto riesgo —8 de cada 10 van a fracasar, cerrar, antes de 3 años—.
Una idea no es nada, sin una buena ejecución. Una tecnología no es suficiente, sino resuelve un problema. Un equipo no lo es todo, si no hay un inversor principal, del que poco se habla, que es el cliente. Facturar no es suficiente, si la caja (la liquidez) no entra con más recurrencia de la que sale.
Emprender requiere experimentar, probar, tener una afilada capacidad de aprendizaje, agilidad para llegar cuanto antes a obtener esa venta a clientes. Emprender implica diferencia, y vivimos en un mundo demasiado complejo para diferenciarse. Emprender es apasionante, implica valentía, es la esencia de una economía sana, robusta, de futuro. Es la fuerza que nos hará mejores y más sostenibles como sociedad. Pero no es gratis, no es fácil, no es predecible.
El libro trata de asentar esas ideas, desarrollarlas y explicarlas. Es un libro pro-empresa, pro-emprendedores, pro-futuro, pero también trata de aplicar el sentido común, lanzar alarmas, hacer pensar sobre temas que, desde nuestra experiencia, creemos que son peligrosas.
¿Y si pincha?
El mayor peligro de que pinche es un retroceso como país. Nos ha costado mucho cambiar nuestro ADN cultural y aceptar que emprender es una opción. Hay programas magníficos de trabajo donde hemos llevado la opción de emprender en las escuelas, en los institutos, en las facultades, incluso en las grandes empresas. Hay programas formativos y, por supuesto, cada vez más se animan más ahorradores e inversores a apostar por talento joven y con potencial. Si pincha la burbuja, si tras cerrar los negocios los emprendedores pierden su patrimonio —y el de sus familiares—, si los inversores —a veces poco profesionalizados y asesorados— ven perder sus oportunidades, si colocamos en la retina de las personas que emprender era una opción efímera y de alto riesgo, perderemos una gran oportunidad como sociedad y como país. Emprender es algo necesario, relevante, importante, pero es un trabajo de fondo muy duro —y, muchas veces, poco reconocido—…
Hay que eliminar la imagen de que las empresas se deben crear para venderlas a otras más grandes que ellas (sin pensar antes en crear negocios sostenibles); que sólo las empresas tecnológicas son rentables (cuando los datos muestran una fuerte potencia en industria, salud, medio ambiente); que toda empresa necesita inversores (y no necesariamente es así); que puede emprender cualquiera en cualquier situación, cuando está demostrado que emprender por necesidad —porque se te acaban las alternativas laborales o de otro tipo— aumenta fuertemente la probabilidad de fracaso.
Algunas frases
«Actuar ante falsas expectativas no impide que llegue un día en que éstas se quiebren. Un día en que lleguen los efectos ‘rebote’ y haya que enfrentarse a la cruda realidad. Ese día volveremos a demonizar a los emprendedores. Volveremos a tener pánico social a crear una empresa. Si ese día llega, habremos dado un paso atrás. Y es una verdadera lástima, porque eso no hará más pobres»
«Basta con averiguar el valor real de un activo y tomar decisiones inteligentes, sin llevarnos por la emoción del momento. Pero la realidad nunca suele ser tan simple. Ni los economistas, financieros o matemáticos dedicados a la bolsa son tan fiables (ni mucho menos), ni las decisiones se suelen tomar al margen de las emociones y del contagio social del momento. Básicamente porque a veces no sabes si quiera que estás contagiado.»
―Creo que tengo una idea para crear una gran startup ―dice un tipo en una sala a dos compañeros.
―¿Ah, sí? ¿Y qué necesitas?
―Necesito 200 000 dólares y dos programadores que me lo hagan.
―Ups, amigo, lo que tienes no es una idea, tiene otro nombre: «¡NADA!».
Dilbert
«La caja sin clientes que la generen no es infinita. Solo con ingresos superiores a los gastos, y con caja positiva, un negocio puede sobrevivir.
Depender, como única carta, de que los demás ―normalmente inversores― sostengan la caja, además de tener un límite, puede ser una vía para perderlo todo»
«si eres un cabrón, lo sabes. Cierto, puedes encontrar mil excusas para autoengañarte sobre tu forma de actuar: tengo que alimentar a mi familia, me lo merezco porque he trabajado muy duro, mi destino… Pero en el fondo lo sabes: hiciste trampas, vendiste humo, te aprovechas de los demás y juegas sucio. Y no solo lo sabes tú, tarde o temprano, los demás también lo sabrán»
«la valoración de una empresa es un proceso complejo, no exento de manipulaciones y de trampas al solitario. Resulta especialmente difícil en sus primeras etapas de vida, más aún si su carácter novedoso plantea problemas adicionales a la hora de comprender su modelo de negocio y su potencial de futuro»
—Tengo ahorrados 100 000 euros. El banco no me da nada por ellos, de bolsa no entiendo, así que igual los invierto en la empresa de mi sobrino.
—Juan, ¿tú jugarías a la ruleta rusa con todas las balas menos una?
«el negocio de un inversor está tanto en invertir como, sobre todo, en desinvertir. El cómo sale, cuándo y a qué precio es la clave de su negocio»
«Crear empresas es algo complejo, serio y donde los atajos se pagan caros. Por el contrario, es de las cosas más apasionantes que se puede hacer en nuestra vida»
¿El iPhone es una idea de producto o de negocio? Un iPhone tiene más de 400 componentes a integrar, muchos adquiridos a otras empresas…todo eso no depende sólo de una persona. Supone un entramado de microideas y microejecuciones de tal complejidad y precisión que la concepción del emprendedor como una isla es una entelequia. Las buenas ideas no son nada si no hay un talento muy especializado que las pueda materializar
«Nuestra reflexión con este libro es que pienses y trabajes como lo haría un deportista de élite, para que seas lo más feliz posible emprendiendo y haciendo progresar a nuestra sociedad.
¡Te necesitamos en plena forma!»
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